
A riesgo de aburrir al lector, me tomaré la libertad de hacer una retrospectiva para remontarme al 7 de abril de 1995, día de nuestro casamiento. Esa noche fuimos a cenar (Gra y yo solos) a un restaurante llamado La Cancela, situado en el fondo de la galería homónima que se encuentra en la misma cuadra de Calixta, a unos 20 metros de ésta. La Cancela era un lugar hermoso, con comida excelente, mozos/as muy amables (una de las cuales cantaba muy bien mientras otra tocaba el piano)... en fin, era un lugar mágico, pero con el tiempo fue cambiando de dueños y perdió la magia, hasta que al fin cerró y el lugar se transformó en el museo del rugby... una verdadera lástima.
Pero el otro día que fuimos a Calixta (casualmente tuvimos la oportunidad de ir sin los chicos), vimos que un poco de aquél espíritu y aquél ambiente de La Cancela renació en este lugar, en donde se puede cenar tranquilamente en una planta alta privilegiada, con vista a la plaza y a la catedral. No hay mozas que canten ni toquen el piano, pero el ambiente es igualmente muy ameno.
El menú no es extenso ni pretensioso, aunque tiene algunos toques exóticos, como una interesante variedad de woks muy buenos. Y me fascinó el "dip" que nos sirvieron para comer con pancito mientras esperábamos la comida... era un queso blanco salpicado con semillas de sésamo tostadas y salsa de soja... una pavada, pero riquísimo. Yo intenté reproducirlo en casa, pero por alguna razón no me quedó igual.
Dejando un poco de lado la comida, Cali
