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Don Peperone, cocina internacional en Carrasco

Después de muchos viajes breves a Carrasco por cuestiones laborales, por fin tuve la oportunidad de ir con la familia de vacaciones. A la hora de salir a cenar, estuvimos evaluando opciones y finalmente optamos por lo seguro: Don Peperone, un restaurante visitado en anteriores viajes laborales, cuyos precios y calidad eran conocidos. Era hora de someterlo al juicio del resto de la familia.

Pastas Don Peperone
Las pastas
El nombre “Don Peperone” sugiere cocina predominantemente italiana, pero en su menú, además de pastas, se encuentran opciones de parrilla y cocina internacional. No faltan las opciones típicas de un restaurante uruguayo, como por ejemplo frankfurters y chivitos, además de las pizzas con gustos combinables. También hay un salad bar, al que le dedicamos un párrafo aparte (ver más abajo).

Los precios traducidos a dólares, aún con el beneficio del descuento que se aplica en Uruguay a las compras hechas por extranjeros con tarjetas de crédito, eran bastante elevados, por lo que tuvimos que evitar las opciones de parrilla y otros platos de costosa elaboración. Nuestras elecciones consistieron en cappellettis, sorrentinos y chivito canadiense al pan (para dos).

Primer punto a favor: los platos llegaron a la mesa unos pocos minutos después de pedidos. Apenas si nos dio tiempo para probar los pancitos calientes
con mayonesa a la provenzal que nos sirvieron para amenizar la espera (por suerte el mozo no retiró los pancitos ni la mayonesa al llegar con los platos, por lo que pudimos seguir disfrutándolos durante el resto de la cena).

Las pastas estaban en su punto justo y se notaba su naturaleza casera (segundo punto a favor). Sin embargo, los cappellettis parecían carecer de la manteca con la que los habíamos pedido. Digo “parecían” por que los comimos igual; es decir, si no tenían manteca, realmente mucha falta no les hacía, y estaban ricos de todos modos.

Chivito a la Don Peperone
Chivito a la Don Peperone
El chivito estaba bien: la carne era muy tierna (era lomo de verdad) y los demás ingredientes (pan, lechuga, tomate, huevo, panceta, papas fritas) la acompañaban armoniosamente. Sin embargo, no estaba a la altura de un chivito de chivitería, por que era muy “prolijo”; el chivito canadiense debe ser en cierta forma grosero en su abundancia y hasta en su preparación. Pero estaba realmente bien, no hay queja justificable.

En cuanto al salad bar, debemos decir que lo descubrimos tarde, pensando que se trataba simplemente de eso: una barra de ensaladas. Lo cierto es que la opción de salad bar tiene un precio fijo en el menú, y ofrece una gran cantidad de opciones frías y calientes (ensaladas, carnes, pastas, etc.), de las cuales se puede comer tanto como uno quiera. Y no sólo eso: ofrece también postres, todo por un precio único y fijo. Una pena que no lo hayamos descubierto antes. Pero queda como asignatura pendiente para un próximo viaje a Carrasco.

El lugar tiene gran cantidad de mesas, repartidas entre distintos ambientes que ofrecen grados variados de intimidad, tranquilidad o bullicio. Fuimos un viernes tarde (10 pm) y por suerte había pocas mesas ocupadas. Un dato importante es que cuenta con un par de rincones de juegos para que los chicos vayan cuando se aburren de estar en la mesa.

Salón de Don Peperone
Gran salón
Un dato interesante, que probablemente es algo habitual en los restaurantes de cierto nivel (es decir, de un nivel superior al de los sitios que solemos frecuentar): al momento de darle la tarjeta al mozo para que cobre la cuenta, éste me preguntó si estaba de acuerdo en que incluyera el “servicio” (es decir, la propina) en el cargo de la tarjeta. Le dije que sí y me agradeció vehementemente. Luego en el voucher de la tarjeta observé que había sumado un correcto 10 por ciento. Un detalle menor quizás, pero esta formalización de la propina es de gran ayuda, sobre todo cuando uno es turista y no cuenta con cambio chico de sobra en la moneda local.

Opiniones de los comensales:

Pablo: lo que más me gustó de Don Peperone fue que la comida estuvo rica. Hay un salón de juegos y la comida viene rápido.
Nacho: me gustó que todo llegara rápido, que todo fuera instantáneo y que la comida esté bien hecha.
Gra: muy bueno, el servicio fue muy rápido y la comida estuvo muy bien.
Gus: un restaurante de nivel, a la altura de Carrasco, y con precios razonables.

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