Carlitos de Villa La Ñata, emplazado en un lugar privilegiado. |
Al volver a casa, lo googleamos y vimos fotos de una inauguración hecha a todo trapo del simpático paseo comercial hecho con puestos de madera que se asoman al canal. Evidentemente, Villa La Ñata dejó de ser el pueblo olvidado del mundo que solía ser hace unos años. Ya teníamos plan para el domingo siguiente.
Al llegar, las cosas resultaron ser un poco diferentes de como lo habíamos imaginado (y visto). El paseo comercial tenía sólo cuatro puestitos además del local de Carlitos. Claro, las fotos que habíamos visto eran simulaciones digitales, no fotos reales, tan bien hechas que engañaban al ojo más entrenado.
Pero dejando de lado el paseo comercial, había un problema más grave: la sucursal de Carlitos fue abierta en forma claramente prematura. ¿Por qué? Paso a detallar.
Atardecer junto al río y canoas navegando. |
El licuado de frutillas, banana y naranja llegó mucho después de que habíamos liquidado los panqueques. La excusa de la excesiva demora fue que el muchacho de la cocina todavía no estaba muy ducho en sus tareas. Probablemente estaba más estresado que la moza. Sin embargo, había como mucho cinco mesas ocupadas, o sea, no había razón para estresarse, pienso yo...
El Paseo de Compras de Villa La Ñata ofrece alquiler de kayaks. |
De todos modos, planeamos volver. No importa que hayan arrancado tropezando, es de esperar que, pasado algún tiempo desde la inauguración, consigan todos los artefactos que les faltan y el personal esté más entrenado y menos estresado.