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Bocaditos de pollo, tan ricos como simples. |
La otra opción (en orden creciente de costo, si se quiere) es ir a un tenedor libre. Antes los tenedores libres eran exclusivamente de comida china; hoy en general son de "cocina internacional": hay diferentes secciones, con pastas, parrilla y -lógicamente- comida oriental, aunque esta última incluye pocas preparaciones tradicionales chinas junto con discretas opciones de sushi.
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Rabas con un toque oriental. |
Lo cierto es que actualmente no se encuentran roedores en las preparaciones, y éstas están hechas con esmero y en una cocina visible que permite apreciar el cuidado puesto en cuestiones de higiene y salubridad.
Tao Tao parece ser de esos lugares a los que uno puede dejar de ir durante décadas, y tener la tranquilidad de que, al volver, todo será igual que como era. Hablando, claro, del ambiente agradable, las mesas redondas (un par nomás) con centros giratorios que facilitan compartir la comida, la siempre llamativa decoración oriental, entre otras bondades. Por suerte el menú no es constante, con una sección de platos de autor que el chef diseña con mucho cuidado y que los mozos (a pesar de no ser chinos) saben explicar al detalle.
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Tiramisú. Nada de chino, pero muy rico. |
Había muchas otras opciones llamativas y singulares, como el cerdo a la mongolesa y pollo kung pao, que quedarán para probar en una próxima visita.
Para los más tradicionalistas, también están los típicos platos que pueden conseguirse en las rotiserías, como chow fan, chop suey, etc. Además, el restaurante tiene también delivery y "take-out", funcionando como una rotisería premium, para quienes prefieren degustar los platos en la tranquili
dad de sus propias casas.
Es recomendable ir en un grupo grande y ocupar una de las mesas redondas con centro giratorio para poder pedir muchos platos distintos y probar un poco de cada uno.
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El notable farol chino que ilumina uno de los varios ambientes de Tao Tao. |
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