Qué rica es la bondiola curada. Es como un jamón crudo pero que se puede comer de a bocaditos, sin que se haga difícil masticar y sin que haya que andar sacándose filamentos de entre los dientes. Para algunos es algo más que un fiambre; es casi un objeto de culto, al punto de motivar a una secta de mondioleros a encarar un proyecto social de curación colectiva de bondiola.
"Vamos a curar bondiola todos juntos, al unísono, unidos en un único grito mondiolar", explica Paulina Cocina (a.k.a Lady Mondiola) mientras vislumbra cómo ese gran pedazo de carne de cerdo irá perdiendo su humedad y cambiando de color hasta convertirse en lo que da cuerpo a los canapés premium. "Y vamos a compartir tooodo el proceso paso a paso".
El proyecto mondiolero colectivo arranca el próximo 13 de julio. La semana anterior, Lady Mondiola posteará en su blog las instrucciones sobre qué hay que comprar y cómo. Luego viene una semana de arduo trabajo, y luego, un mes de paciencia comparable a la peregrinación de los judíos por el desierto. "Durante el mes de secado cultivaremos la paciencia, haciendo una meditación mondiolar conjunta", agrega la sacerdotisa, sentada en posición de loto, con las manos en mudra y a punto de recitar el mantra "mondiooooolaaaaaaaa".
Pasado ese mes, los mondioleros podrán fanfarronear ante los infieles que siguen comprando en la fiambrería, mostrando las selfies mondioleras que los eternalizarán como los primeros apóstoles de la mondiola eterna.
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