Ante todo, no generalicemos. Abundan los mozos/as argentinos, porteños, de GBA o del interior, increíblemente amables y serviciales. Pero lamentablemente el mozo argentino (más aún el porteño) se ganó la fama de antipático. Quien lo dude, hágase la siguiente pregunta: ¿cómo cree que va a reaccionar un mozo porteño si se le pide que cambie un plato por que está frío o una bebida por que está a temperatura ambiente? No recibirá la crítica de buena gana, ¿verdad? Y si se le dice al mozo que se equivocó en el pedido, o que olvidó o confundió parte del mismo, ¿cómo reaccionará?
Por otra parte, si estamos almorzando, cenando o simplemente tomando un café, y el mozo viene a la mesa por iniciativa propia para limpiar las migas de pan, creeremos que procede de otro planeta, ¿verdad?
Ayer estuvimos en el local de Delicity de Juncal y Coronel Díaz. El mozo que nos atendió tenía un notable acento colombiano, y luego nos contó que era oriundo de Bogotá. A pesar de que fuimos sólo a tomar un café, nos ayudó a elegir la mesa según si queríamos estar más o menos cerca del aire acondicionado, nos recitó la carta de memoria con lujo de detalles, sugiriendo algunas opciones, y no perdió oportunidad para ofrecernos asistencia en cualquier cosa que necesitáramos.
Seguramente los mozos locales protestarán por que los extranjeros vienen a robarles el trabajo. Deberían verlo de otra manera. Los mozos extranjeros están agradecidos de poder venir a la Argentina a trabajar, y lo demuestran esmerándose en la atención a los clientes. Muchos mozos locales, en cambio, protestan por tener que soportar a los clientes para ganarse la vida, entonces lo hacen de mala gana y atienden a la gente esperando que se vayan rápido para poder irse a tomar un descanso. Repito, no generalicemos, hay muchísimas excepciones.
Los restaurantes buscan específicamente mozos colombianos. |
En cualquier profesión u oficio hay competencia, y hay que aceptarla como un desafío para mejorar, en lugar de verla como una amenaza.
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