RSS

El Tobogán, en el centro de Pacheco

En tiempos de crisis, el rubro de los restaurantes está entre los más golpeados, ya que salir a comer afuera se transforma en un lujo que la gente se puede dar en situaciones cada vez menos frecuentes. Entre esa gente nos encontramos nosotros. Pero en nuestro afán de tener algo para comer y contar, buscamos opciones que estén a nuestro alcance aún en épocas de bolsillos enflaquecidos.

Restaurante Tobogán Pacheco
Salón de El Tobogán.
Conocíamos al Tobogán en su rol de rotisería, ya que en varias oportunidades en que nos resistíamos a cocinar recurrimos a esta opción para llevar algo a casa listo para comer. Pero en esta ocasión, sabiendo que se trataba de un lugar barato (y sabiendo además que no debíamos tener expectativas muy altas), fuimos a ver qué tal era como restaurante.

Últimamente estamos mirando mucho "Kitchen Nightmares" por la tele, por lo que cuando vamos a algún lugar a comer, sin darnos cuenta adoptamos una actitud semejante a la del chef Gordon Ramsay y comenzamos a criticar. La primera crítica para el Tobogán es que no existe una carta. El menú es recitado por la moza, por lo cual el comensal debe retener en la memoria las opciones y elegir mentalmente. No son tantas opciones, lo que facilita la tarea, pero lo más grave es que no se sabe cuánto cuesta cada plato. Una importante falla que se mejora con la simple decisión de imprimir varias copias de un menú en el que figuren los precios actualizados.

Los platos son simples. Es que se trata de un restaurante de barrio, y los habitués de estos lugares no buscan platos rebuscados, con ingredientes pretenciosos, sino más bien preparaciones cotidianas: pastas, bifes, milanesas, papas fritas, y algún que otro plato más con el que el cocinero intente expresar alguna inspiración repentina.

En el Tobogán son recomendables las pastas y los estofados; como suele ocurrir en los clásicos bodegones. Se trata de platos abundantes, bien preparados. Por suerte, todo lo que le falta a este restaurante en cuanto a ambientación lo tiene en la cocina. Ninguna queja en cuanto a la calidad de los platos. Sí, en cambio, en cuanto al tiempo que demoran, pero con un poco de paciencia eso se soluciona.

Restaurante Tobogán Pacheco, barra y kiosco
Barra y kiosco de El Tobogán.
La ambientación es el aspecto en el que el Tobogán saca su puntaje más bajo. Hay poco o ningún empeño en la decoración; sin embargo, en lo alto hay un imponente televisor plano de muchas pulgadas que atrae como un imán la vista de todos los comensales. Seguramente el televisor tuvo la intención de dar a la gente la posibilidad de ver los partidos de algún mundial durante los desayunos, almuerzos o cenas, y después del mundial quedó como un presunto valor agregado, exhibiendo películas, telenovelas o lo que sea que el dueño del restaurante quiera ver. Nosotros fuimos un sábado después de las 10:00 PM, y estaba exhibiendo una película que claramente no era apta para menores. Pasamos un momento incómodo, ya que acudimos con un menor. Otra importante falla fácil de resolver.

A la hora de los postres, lo único que quedaba era budín de pan (otro clásico de bodegón) y helados envasados. Optamos por el budín acompañado de dulce de leche, y fue un buen corolario para retirarnos con el hambre satisfecha y, por suerte, con los bolsillos no mucho más vacíos de lo que estaban al entrar.

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

0 comentarios:

Publicar un comentario