Lo que nos deja el primer #SuperClasicoGourmetero

No hubo agresiones, no hubo violencia ni destrozos en las inmediaciones del estadios. No hizo falta personal de seguridad. No hubo gas pimienta ni gas mostaza; ambos aderezos estuvieron disponibles en la mesa para que cada uno los utilizara a discreción. Fue un superclásico en el que se mantuvo el respeto por el adversario por sobre todas las cosas, y se realzaron los valores del deporte del buen comer.

(fotos "gentileza" Comando Gourmand)

Menú finalista.

El resultado de la gran final (empate 7 a 7) fue casi anecdótico. Lo que se rescató fue que hay pasión en ambos bandos del espectro gastronómico, y esa pasión nace desde el amor por la buena cocina; ya sea expresado en platos generosos, simples y entendibles, o en preparaciones pequeñas, complejas y con matices sutiles.

Como se esperaba, La Flor de Barracas fue rápidamente copada por la hinchada de los Antigourmet. En lugar de ser la mitad más uno, esta barra seguidora fue más bien las dos mitades menos uno (ese "menos uno" corresponde a la hinchada unipersonal de las Comando Gourmand). La barra de los Anti acudió con trapos y cantitos, mientras que el solitario hincha de las Comando (según se informó, el marido de una de ellas) se limitó a alentar con gestos aprobatorios y sonrisas.

El partido fue duro para ambos equipos. Después de muchas horas de show de buena gastronomía, el árbitro dio por terminado el encuentro, sentenciando el empate. Dijo el juez @CafeContado, antes de entrar a los vestuarios: "Todos fuimos cargados de preconceptos, sin saber cómo nos podía ir, si acaso nos aburriríamos o no tendríamos tema de conversación o intereses en común. Y la pasamos genial. Comimos como sólo la Cocina Argentina puede ofrecer. Experimentamos sabores nuevos (como en mi caso por ejemplo). Tomamos exquisiteces. Nos enriquecimos todos. Disculpen, pero no puedo dar un ganador".

Desde la soledad de mi computadora, cierro esta nota esperando que éste haya sido el primero de muchos encuentros entre corrientes diferentes de la gastronomía, que compiten para ver quién deleita mejor. Personalmente, me gustaría ver, por ejemplo, una competencia entre los restaurantes peruanos auténticos (como los que se encuentran en las zonas de Balvanera o San Cristóbal) y los más "chetos" de cocina peruana-fusión.

Una abrazo que lo resume todo.

Ultimo momento:
Y se embarró la cancha nomás (o mejor dicho, se enchastró el mantel). Los Antigourmet aparentemente quedaron con la sangre en el ojo, al ver que su victoria segura se había transformado en un empate, y acusaron a una moza de accionar en favor de las Comand Gourmand, aprovechando un momento de distracción para espiar las anotaciones del capitán de los Anti. La acusación tendría implicancias graves, ya que la moza en cuestión sería la sobrina del árbitro, quien aseguró que la chica nada más estaba controlando la cuenta para que nadie se fuera sin pagar. Los Anti quieren anular todo el certamen. Ampliaremos.

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