La esquina de Casa Aristóbulo. |
Para comenzar, los precios. Una cena para cuatro no puede costar lo mismo que la compra semanal en el supermercado, salvo que se trate de un restaurante de mucha categoría o que esté ubicado en una zona con alto poder adquisitivo. Pero un restaurante de barrio debería ser más accesible. Sin embargo, el lugar estaba lleno e incluso tuvimos que esperar un buen rato para que se liberara una mesa, con lo cual, en cuanto a los precios, es probable que los equivocados seamos nosotros.
Dejando de lado el tema económico, debemos destacar una falla en la atención. A nadie le gusta que lo apuren para elegir lo que va a comer, ¿verdad? Y el argumento de que "la cocina va a cerrar en unos pocos minutos" es poco creíble si son las 11 de la noche y sigue llegando gente al restaurante. ¿Qué le darán de comer a toda esa gente si la cocina está cerrada?
Relacionado con la atención está el aspecto de los faltantes de la carta. Es frustrante ilusionarse con un ceviche limeño y recibir la noticia, tiempo después de haberlo pedido, de que no hay más. O que el filet de mero con costra cítrica viene sin la costra cítrica, que ciertamente es el aspecto más interesante del plato. En la lista de postres también había faltantes: a la hora de elegir los dulces, la moza debía recitar todas las opciones que no estaban disponibles; entre las que se encontraba el volcán de chocolate, el cual parecía justo el más atractivo de las postres.
Filet de mero con salsa de camarones. |
Detallemos. Primera falla: salsas licuadas. Una salsa de hongos (acompañante en este caso de los sorrentinos caprese) y una de camarones (acompañante del filet de mero) deben tener trocitos de hongos y de camarones, respectivamente, tanto para la vista como para el paladar. O sea, uno debe poder ver y masticar algunos hongos y algunos camarones. ¿Qué necesidad había de licuar las salsas? Sospechamos que no estaban preparadas en el momento, y se tomó la decisión de licuarlas para facilitar su conservación. Para peor, en el caso de los sorrentinos, la salsa de hongos licuada tenía una aspecto grisáseo que arruinaba completamente el aspecto visual del plato. Y fue una lástima, por que los sorrentinos estaban riquísimos.
Sorrentinos con salsa de hongos. |
Wok de pollo y panceta. |
Si bien tratamos de ser lo más objetivos posibles, es probable que nuestra crítica resulte infundada para los habitués de Casa Aristóbulo, que tal vez disfrutan de las mismas cosas que nosotros criticamos. Pero nos gustaría que tomen estos comentarios como una crítica constructiva y analicen la posibilidad de hacer algunas mejoras que mantengan al restaurante siempre tan lleno como lo vimos en nuestra visita.
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